Un día para olvidar
Hoy aprueba los Presupuestos de la Comunidad de Madrid una mayoría política de la derecha madrileña, probablemente una de las más rancias desde Cánovas. Una declaración de intenciones y disenso que nos hará recordar la jornada el resto de nuestros días.
ANTONIO MIGUEL CARMONA
Por
eso hoy es un día para olvidar. Un día en el que el gobierno regional
se ha dejado en el camino aquel cuaderno de bitácora que era, y aún
sigue siendo, la Constitución. O
su espíritu, el de la concordia, el del equilibrio entre monárquicos y
republicanos, entre lo privado y lo público, la derecha y la izquierda.
Sin argumentos de peso, refutando una a una las ideas de recortes lesivos a los intereses de los madrileños, el gobierno de Ignacio González privatiza la sanidad pública teniendo un millón de firmas en contra encima de su mesa y a todos los colectivos sanitarios en pie de guerra.
Se trata de un negocio redondo para las compañías sanitarias convirtiendo el Presupuesto dela Comunidad de Madrid en una escritura de venta de lo que hasta hoy era de todos los madrileños.
Hoy es un día para olvidar en el que la memoria de Ernest Lluch y la de la universalización del sistema sanitario público forman parte de la historia como también forma parte de la infamia malvender una gestión privada tras haberles hecho las infraestructuras y pagarles los hospitales.
Un día para olvidar porque se pone a las leyes a los pies de los poderosos. Las instituciones se convierten en el consejo de administración de una burguesía multimillonaria e inculta que lleva a la nación al atraso y a los gobiernos a la frontera con la prevaricación.
Un día para olvidar o, quizás, un día para recordar siempre para que no se nos olvide nunca.

Sin argumentos de peso, refutando una a una las ideas de recortes lesivos a los intereses de los madrileños, el gobierno de Ignacio González privatiza la sanidad pública teniendo un millón de firmas en contra encima de su mesa y a todos los colectivos sanitarios en pie de guerra.
Se trata de un negocio redondo para las compañías sanitarias convirtiendo el Presupuesto de
Hoy es un día para olvidar en el que la memoria de Ernest Lluch y la de la universalización del sistema sanitario público forman parte de la historia como también forma parte de la infamia malvender una gestión privada tras haberles hecho las infraestructuras y pagarles los hospitales.
Un día para olvidar porque se pone a las leyes a los pies de los poderosos. Las instituciones se convierten en el consejo de administración de una burguesía multimillonaria e inculta que lleva a la nación al atraso y a los gobiernos a la frontera con la prevaricación.
Un día para olvidar o, quizás, un día para recordar siempre para que no se nos olvide nunca.